Judith Nwokocha, una fotógrafa de 38 años de Calgary, Canadá, se sorprendió gratamente cuando dio a luz a mellizos con diferentes colores de piel en 2016.
Kamsi, un niño negro, y Kachi, una niña albina, llegaron después del exitoso viaje de Judith con la fertilización in vitro. A pesar de las preocupaciones iniciales sobre el albinismo de Kachi, Judith se sintió aliviada de que sus dos bebés estuvieran sanos.
A Kachi se le diagnosticó albinismo oculocutáneo (OCA) tipo 2, una condición genética que afecta la producción de melanina y afecta los ojos, la piel y el cabello. Con solo la diferencia en el color de la piel, Kachi se parece mucho a su madre.
Judith, originaria de Nigeria, estaba preocupada por las reacciones sociales y las supersticiones que rodeaban a los albinos. Sin embargo, expresó su gratitud por vivir en un país occidental donde se trata mejor a las minorías.
Aún así, Judith enfrentó el escepticismo de las personas que dudaban de que Kachi fuera su hija, y la cuestionaron sobre los padres de la niña.
Judith explicó que no es solo el color de la piel de Kachi sino también la textura de su cabello lo que confunde a la gente. A pesar de la incredulidad ocasional, Judith no ha encontrado ninguna reacción negativa y la gente suele elogiar la belleza de Kachi.
Sin inmutarse por los escépticos, el amor y el afecto de Judith por su hija permanecen inquebrantables. Buscó asesoramiento para saber cómo cuidar mejor a Kachi, teniendo en cuenta su vista sensible, que requiere visitas periódicas a especialistas, y la necesidad de evitar la exposición prolongada al sol para prevenir quemaduras.
Ahora que tienen tres años, los gemelos comparten un vínculo amoroso de hermano y hermana, sin darse cuenta de las diferencias entre ellos. La historia de Judith destaca la belleza de la diversidad y la fuerza del amor de una madre, sin importar las apariencias.